Como sucede desde el año 1970, el Día Mundial de la Tierra se celebra el 22 de abril con el máximo objetivo de ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo, y concientizar a sus habitantes sobre la crucial importancia que tiene la relación de interdependencia que tenemos los seres humanos y todos los seres vivos con los elementos y componentes naturales que nos rodean.
La creación de esta importante fecha se debe a una serie de movimientos ecológicos y ambientalistas que encabezó el entonces senador y activista ambiental estadounidense Gaylord Nelson, quien enfatizó que todos los días son, o deberían ser, Día de la Tierra.
La importancia de observer esta fecha
El 22 de abril es un día perfecto para salir a participar en diferentes eventos ambientalistas y demostrar el amor que sentimos por nuestro planeta, un espacio natural único donde convive una inmensa variedad de especies, y donde encontramos una serie de recursos que nos sirven para satisfacer nuestras necesidades biológicas, económicas, sociales y culturales.
El problema es que los seres humanos no hemos aprovechado y no hemos hecho un uso eficiente y consciente de las bondades que nos ofrece la Tierra, lo que ha provocado una serie de riesgos ambientales como el calentamiento global, el cambio climático, la pérdida gradual de la biodiversidad, el daño a la capa de ozono y la brutal contaminación de nuestros mares, entre otros, los que obviamente han ido deteriorando las condiciones naturales del planeta.
Es por todo eso que el Día Mundial de la Tierra no debería estar limitado a un solo día cada año, por el contrario, tendría que generar un compromiso ambiental de por vida en cada uno de los seres que la habitamos, ya que con nuestras acciones somos los responsables directos para mejorar las condiciones ambientales o para empeorar los impactos negativos.
Una de las muchas acciones que podemos hacer para cuidar el medio ambiente es simplemente plantar un árbol, con lo que contribuiremos a mejorar la calidad del aire. Pero no solo es plantarlo y dejarlo que crezca, sino que tenemos que estar conscientes de que requiere de compromiso y cuidado.
De la misma forma, todas las acciones a favor de la Tierra por parte del gobierno y de sus habitantes, deben ser constantes y sostenibles para obtener resultados tangibles, porque nuestra responsabilidad va más allá de solo nuestra voluntad. Requiere de un actuar constante y concreto, con pequeñas o grandes medidas que irán sumando para poder alcanzar un desarrollo sostenible de nuestro planeta, y protegerlo para las generaciones futuras.