Como uno de los esfuerzos por revertir el calentamiento global, para el año 2035 se prohibirá en California –el mayor mercado de autos en Estados Unidos– la venta de vehículos con motores que funcionen a base de combustibles fósiles.
Pero a medida que los fabricantes de automóviles eléctricos como Tesla, BMV y General Motors aumentan su producción a pasos agigantados, esto ha dado el banderazo a una carrera internacional para la explotación del litio.
El litio es un elemento químico indispensable para la creación de las baterías que se utilizan en los automóviles eléctricos y en los teléfonos inteligentes, entre otras pilas de almacenamiento.
Actualmente el litio se obtiene de minas de roca dura en Australia, en China, o en depósitos subterráneos de agua de salmuera que se encuentran en “El Triángulo del Litio” en países sudamericanos como Chile, Argentina y Bolivia, donde se concentra la mayor reserva de litio en Salmuera del Mundo.
Estados Unidos produce un aproximado del 1 % de litio globalmente, pero un proyecto billonario en California tiene el potencial de abastecer el 40 % de la demanda del “Oro blanco” del futuro, para de paso prescindir de la dependencia de la producción del mineral proveniente de China. Con este proyecto, California se convertiría en el productor más grande de litio en Estados Unidos, y posiblemente en el mundo.
El foco de atención y de inversión se concentra en el Imperial Valley Desert, y en particular en Mar de Salton, en donde California creó la Comisión Nacional de Litio para impulsar el desarrollo y extracción de este mineral, así como de la energía geotérmica.
La Comisión de Energía de California también ha destinado fondos a las empresas Berkshire Hathaway Energy y Controlled Thermal Resources, para que evalúen y desarrollen la extracción del litio.
El gobernador Gavin Newsom se ha referido a esta zona desértica del Sur de California como la “Arabia Saudita del Litio”. Un área que promete la creación de nuevas fuentes de empleo y oportunidades para una comunidad donde el 22 % de sus residentes viven en la pobreza.
¿Pero cuál ha sido el costo ambiental del auge extractivo de este mineral que todos quieren en los países de América del Sur?
La minería de roca dura, que es un proceso de extracción de minas a cielo abierto donde el mineral se saca y luego se tuesta usando combustibles fósiles, deja cicatrices en el paisaje y requiere de una gran cantidad de agua. Otro proceso para extraer el metal alcalino es por medio de la evaporación. Para esto, el agua mineral subterránea se bombea hacia grandes estanques.
Se evapora bajo el sol del desierto y provoca que diferentes sales se asienten.
Esta práctica consume mucha agua. El nivel del líquido subterráneo tiende a bajar en las regiones donde se practica este método, provocando escasez de agua en las comunidades de los alrededores, mientras la contaminación del suelo y el agua potable aumentan porque el agua residual no es tratada.
Sin embargo, en California se proyecta realizar la extracción del litio de las aguas geotérmicas (salmuera) a través de un método que deja una pequeña huella ambiental, en comparación con la extracción de las reservas subterráneas, ya que incluye muy bajas emisiones de carbono y es un procedimiento más respetuoso con el medio ambiente que el que se utiliza en otras partes del mundo.
Como toda actividad minera, la explotación del litio también podría dañar el medio ambiente con la exploración y la extracción desmedida y mal planeada.
El reto entonces durante la transición por la utilización de fuentes sostenibles de energía como la búsqueda del llamado “Oro Blanco”, consiste en considerar una minería que se ajuste a los nuevos estándares ambientales con la participación de los ciudadanos, además de promover la reutilización de las baterías de litio, ya que actualmente solo se recicla el 5 % por ciento.
En la lucha por reducir la huella ecológica, el consumidor tiene más poder del que se imagina, después de todo, “El que paga manda”.