
Rubén Capote a las afueras de Tampa, Florida
Desde niño, Rubén Capote supo que quería dedicarse al estudio y predicción del tiempo. Es un anhelo hecho realidad como meteorólogo de Telemundo 49, donde se encarga de llevar el pronóstico del tiempo a los televidentes de Tampa en la costa oeste de La Florida.
Todo comenzó con una asignación escolar en su natal Cuba. La tarea era ver las noticias y presentar una síntesis en frente de la clase. Tras ver la edición matutina, Rubén escogió el segmento deportivo, pero al siguiente día su plan falló y tuvo que salir del paso, “Como tres muchachos antes (de mi turno)… dieron la misma noticia que yo había memorizado… Y me quedé sin opción. Y lo otro que había visto era el estado del tiempo”. Sus maestros y compañeros quedaron encantados con la presentación del tiempo y en adelante, le pedían seguido que diera el pronóstico en clase. La suerte estaba echada.
La vocación por la meteorología siguió creciendo y luego de terminar su carrera universitaria, Rubén tuvo la oportunidad de trabajar para complejos petroleros en el Golfo de México. Encontró un puesto en una empresa dedicada a la comercialización de servicios profesionales, entre ellos el de análisis de riesgos naturales, un servicio muy cotizado entre las compañías dedicadas a la explotación petrolera porque permite mejorar la evaluación del impacto de los fenómenos naturales y el tiempo en las operaciones e instalaciones, reduciendo el riesgo de accidentes y pérdidas de productividad.
Crédito: Rubén Capote. Rubén Capote en una plataforma de petróleo en El Golfo de México
“Y yo llegué ahí como meteorólogo precisamente para hacer análisis de riesgos naturales. Ponía el componente meteorológico, que es importante en saber el período de retorno que te puede afectar un huracán, cómo lo puede hacer, los vientos predominantes, cómo puede afectar básicamente un tornado o tormentas severas, lluvias intensas…” cuenta Rubén.
Eventualmente Rubén trabajó también haciendo simulaciones de accidentes relacionados con fallas operacionales de las plataformas. “Si tienes una fuga de un material tóxico… esa pluma contaminante cómo puede afectar, a qué radio debes estar, cómo se va ir moviendo la concentración en el aire… Todo eso se hacía en el trabajo de modelaciones numéricas y matemáticas con un software”, añade Rubén.
Desde el punto de vista de los analistas de riesgos como era Rubén. “El peor de los casos era tener un accidente, tener un derrame… era uno de los peores escenarios que podías encontrar”, nos cuenta.
Uno de los ejemplos más claros de la devastación que puede causar el accidente de una operación de extracción petrolera en altamar sigue vivo en la memoria colectiva; la explosión de la plataforma Deepwater Horizon de la empresa British Petroleum (BP) constituye el derrame marino de crudo más grande en la historia de Estados Unidos. 11 personas murieron y un total de 134 millones de galones de crudo fluyó tras la explosión del 20 de abril de 2010. Sellar el pozo Macondo tardó 87 días. A más de una década de la catástrofe ecológica, el Golfo de México sigue experimentando los efectos de la contaminación.

Crédito: AlamyStockPhoto/ScienceHistory. Fire boat response crews battle the blazing remnants of the offshore oil rig Deepwater Horizon on April 21, 2010
Pero en lo que respecta a las tareas de extracción en altamar, Rubén explica que no hace falta esperar a accidentes de gran envergadura para conocer de cerca el efecto negativo que tiene esta actividad productiva en el entorno natural.
‘La propia rutina, el día a día operacional de instalaciones de este tipo… Son instalaciones digamos “sucias” que generan residuos que generan tanto hacia la atmósfera como también vertimientos de petróleo, de aceite. Y eso a la larga por supuesto termina impactando el medio ambiente’, añade Rubén.
Por ejemplo, una de las operaciones básicas de estas plataformas concierne la separación del líquido y el gas con la extracción del petróleo de yacimientos submarinos. El residuo del proceso se incinera a través de un mechero o quemador.
“Esa es la combustión básicamente de hidrocarburos. Y ahí hay un contaminante que todos los días lo vas a tener porque necesariamente la industria petrolera, cuando tú tienes un proceso de separación de crudo a gas, vas a tener ese residuo, vas a tener ese quemador ahi encendido que a veces en ocasiones incluso no logra quemar todo el gas y viene con poquitos de líquido que se vierte por encima del quemador y caen o a la tierra o al mar. Entonces, los impactos… pueden ser catastróficos cuando eso se hace una escala grande”, advierte Rubén.
Crédito: Rubén Capote. Quemador en una plataforma de petróleo en alta mar
Los estudios científicos también apuntan a que las operaciones cotidianas de las plataformas de extracción, los oleoductos y las refinerías producen contaminación que amenaza la salud de las personas y contribuye al cambio climático. Los complejos en altamar liberan metano a niveles 25 veces más altos que el dióxido de carbono en el planeta. Ambos compuestos son gases de efecto invernadero altamente perjudiciales para el medio ambiente. Además, el daño a las personas es innegable. Desde la inhalación de partículas microscópicas en el aire hasta el consumo de agua y comida contaminadas, el impacto negativo en el ser humano se manifiesta en enfermedades crónicas como el asma y, en muchos casos, tan serias como el cáncer.
Es muy difícil encontrar a alguien que comparta la experiencia de trabajar para plataformas petroleras. Rubén es uno de los pocos que ofrece su experiencia en aras de la concientización y el empoderamiento de su comunidad a tener una participación activa en la conservación del medio ambiente. Aunque dice estar agradecido por la experiencia profesional en altamar, ahora vive contento con la oportunidad de servir a su comunidad a diario como el meteorólogo de Telemundo 49 en Tampa.
“En algún momento decidí dedicarme a lo que amé desde que tenía esos 11 años, la meteorología e informar el estado del tiempo. Llegué a este gran país, se me abrió la oportunidad de trabajar en los medios de comunicación como meteorólogo que fue lo que estudié… Ahora me dedico a decirle a la gente cuándo va a llover y cuándo no, que también tiene su beneficio”, concluye Rubén.