Con el inicio de la primavera también llegó la temporada de polen que este año, y debido a la crisis climática, se ha intensificado en el noreste y medio oeste de Estados Unidos, mientras que en el noroeste del Pacífico comenzó un mes antes.
El último estudio sobre este problema concluyó que Estados Unidos enfrentará un aumento de hasta un 200 % en el total del polen en este siglo, lo que sucederá si el mundo continúa produciendo -con la rapidez con la que lo está haciendo- las emisiones de bióxido de carbono provenientes de los vehículos, de las plantas de energía y de otras fuentes.
Aunque eso ya está causando graves trastornos a millones de personas.
“Cuando algunas veces los pacientes tienen alergias significativas por el polen, me dicen que simplemente no pueden funcionar. Se sienten agotados y sin su energía acostumbrada”, señaló Stanley Fineman, doctor de la Atlanta Allergy & Asthma, una de las más grandes clínicas donde se atiende ese padecimiento en el estado de Georgia.
Los síntomas que experimentan quienes son expuestos a los alérgenos desata una cascada de eventos en sus cuerpos, y sus sistemas liberan varios químicos, tales como la histamina, que causan congestión nasal, estornudos y comezón en los ojos.
Temperaturas y Dióxido de carbono
A lo largo del país la temporada de polen, que se supone debe terminar en mayo, se adelantó debido a las más altas temperaturas en el mundo y a las concentraciones de dióxido de carbono. Investigaciones previas mostraron que la temporada de polen se prolongó 20 días durante las pasadas tres décadas en todo Norteamérica, mientras que las concentraciones de polen se incrementaron un 21 %.
Pero el problema no se detiene ahí, sino que va a seguir progresando. Una reciente investigación determinó que la temporada de polen podría ser mucho peor al final de siglo porque comenzaría unos 40 días antes en la primavera, y duraría 19 días más de lo que actualmente lo hace, bajo un escenario de altas emisiones de gases de invernadero. Algo que provocaría que los niveles de polen se tripliquen en algunas partes de Estados Unidos.
“Cuando analizamos qué es lo que está impulsando mucha de la duración en el cambio de temporada, la temperatura juega un gran papel”, indicó Alisson Steiner, coautora del estudio y científica atmosférica de la Universidad de Michigan.
¿Qué es el polen?
El polen está conformado por gránulos microscópicos que producen los pastos y la maleza, y contiene el material genético masculino para la reproducción de la hierba.
Cuánto polen es producido, depende del crecimiento de las plantas. El incremento de las temperaturas a nivel global ha estimulado el crecimiento de la maleza en muchas áreas, y eso a su vez ha afectado la producción del polen. Y aunque la temperatura es solo parte de la ecuación, el impulsor más grande para el aumento del polen son las cada vez más altas emisiones de bióxido de carbono.
En general, se pronostica que durante el verano cada región de Estados Unidos verá un incremento en la producción de polen proveniente de las hierbas al final del siglo. Sin embargo, la temporada de polen cambiará más en el norte que en el sur de la nación por los grandes aumentos en la temperatura. Aunque algunas regiones experimentarán más fuertes efectos que otras por la distribución de sus especies de árboles.
Por ejemplo, en el noreste de Estados Unidos se está sintiendo una más intensa temporada de polen por el florecimiento de varios árboles como el roble y el abedul, pero fue en el noroeste del Pacífico donde la temporada comenzó un mes antes por la polinización anticipada del árbol aliso. Sin embargo, es en el sureste donde se está viendo el aumento más alto de la producción de polen por sus tres especies de árboles dominantes como el roble y el ciprés.
Árboles, fuente del polen
De hecho, mucho del pasado crecimiento en las concentraciones de polen, especialmente en el sureste, se atribuye al polen de los árboles. Un estudio realizado en Atlanta encontró que el promedio de la concentración diaria de polen en los robles se incrementó un 5 % por año, en los últimos 27 años.
Pero hay esperanza, porque con el compromiso y las medidas globales para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero, de alguna manera el lograr reducir esas emisiones se convierte en algo viable y creíble, pues con solo pasar de un escenario de altas emisiones a uno de moderadas emisiones, podrían evitarse cerca de la mitad de los severos cambios en la temporada de polen que Estados Unidos ha venido experimentando a partir de 1990 y hasta el día de hoy.